NIDO PARA AUTILLO CON UN CAJÓN DE MADERA

NIDOS PARA AUTILLO Y OTRAS RAPACES NOCTURNAS

Hoy no vamos a hablar de las corruptelas de los gobiernos, ni de la negligencia de los servicios aduaneros, ni tan siquiera de árboles longevos, sino de basura. De cómo fabricar un nido para Autillo con un cajón de madera encontrado en una basura. Eso sí, primero vamos a contar una pequeña anécdota ocurrida en RRSS.

Hace unos días comentaba en una famosa red social el atentado imperdonable de usar madera de grandes árboles para hacer mesas grandiosas y artículos de carpintería singular. El fantoche que respondió a mi comentario arguyó que el árbol estaba «podrido» por el centro, lo que justificaba su asesinato, venta y etc… Respondí que si hubiera estado podrido, no habría sido rentable económicamente y que, obviamente, UN ÁRBOL MUERTO GENERA TANTA VIDA O MÁS, QUE ESE MISMO ÁRBOL EN VIDA. La conversación no fue a más, por motivos evidentes. La avaricia y el interés crematístico de estas empresas por fabricar mobiliario exclusivo, se debe a la demanda que ejercen paletos con recursos económicos. La avaricia de unos por su dinero y la de otros por su posición social, tiene un componente cegador, que raya lo cómico unas veces y lo delictivo otras.

El Autillo (Otus scops), es una pequeña rapaz nocturna que tiene hábitos migratorios. Suele ocupar agujeros en árboles y estructuras que estén a cierta altura y se suele alimentar de artrópodos y pequeños mamíferos. Un Haya como el de la foto, muerta y rodeada de hongos saprófitos, suele ser el lugar ideal para que uno de estos animales o incluso su primo el Cárabo (Strix aluco) o una Lechuza Común (Tyto alba), puedan criar o descansar una noche de tormenta. Repetimos: un árbol muerto en pie, es como un gran edificio de viviendas.

MATERIA PRIMA RECIRCULADA PARA GENERAR VIDA

Cualquiera que sea el lugar donde vives, a poco que te fijes, puedes encontrar objetos destartalados al lado de los contenedores de basura. Una vez que entrenas el ojo, es fácil encontrar tesoros que, con muy pocas herramientas y trabajo, puedes convertir en auténticos refugios para la vida. Esta es la historia de cómo un descarte urbano se transformó en un nido para Autillo con un cajón de madera. Desde aquí, pensamos que una de las mejores formas de proteger nuestro entorno y a nosotros mismos, es reutilizando lo que la sociedad desecha.

El hallazgo fue un robusto cajón de madera, perfectamente conservado, aunque de color un tanto indiscreto. Tenía un tamaño importante y pensé que estaba podrido por dentro, pero no fue así. Le faltaba solamente la parte superior y además, en las esquinas, tenía unas chapas que le daban estabilidad a la estructura. Además, en las patas tenía unos listones que permitían colocarlo en cualquier lugar, sin miedo a posibles inundaciones.

Aunque estaba pintado por fuera, por dentro estaba crudo. Esto es importante ya que las pinturas y los animales no se suelen llevar muy bien. Con el tiempo se generan vapores y residuos que pueden ser potencialmente tóxicos. Se limpió y acondicionó el interior y el exterior cuidando de quitar cualquier elemento cortante o punzante. Para la cubierta se usaron las tapas de un antiguo álbum de fotos. Este material a base de piel o cuero reciclado es muy resistente a la abrasión y si no tiene humedad, es muy dudadero. Después se recubrió con tégola, también llamada tela asfáltica, para evitar precisamente el acceso de la humedad al interior.

IMPORTANCIA DE LAS CUBIERTAS EN LAS CAJAS NIDO

En general y como sucede con nuestras casas, la cubierta es una de las partes más importantes. Una buena protección asegura que el resto de la estructura vaya a estar libre de humedades, ataques o impactos. La tégola es un material nada biodegradable, pero es gratis, fácil de trabajar y muy resistente. Con el tiempo y una vez que haya cumplido su función, cogeremos esa caja nido hecha bicarbonato y la depositaremos donde corresponda. Mientras tanto, deberemos «envolver» el cajón con este material flexible (no hace falta calentarlo como hacen los impermeabilizadores), como si fuera un «paquete regalo».

Haremos una especie de tejadillo para evitar que el agua y la luz lleguen al interior fácilmente y le colocaremos unos tornillos con unas arandelas, para que haya una buena tracción, sin posibilidad de rasgar el material. Es importante que el revestimiento quede lo más intacto posible, ya que el interior tendrá que aguantar los rigores del invierno y el sol directo del verano. Para que haya cierta ventilación, podemos hacer unos agujeros con una broca del 8 en la parte superior del cajón (el calor siempre sube), en dirección «de abajo a arriba». De esta forma, será prácticamente imposible que el agua entre por esos agujeros, puesto que tiene que vencer la gravedad una vez que llegue al agujero; nunca llueve hacia arriba (o sí)…

UNA AUTÉNTICA FORTALEZA CLIMÁTICA

A veces pensamos que una caja nido sólamente está destinada a ser una casita donde una pareja de animales, saca adelante a su prole. Muchas veces es así, sobre todo en época de cría. Sin embargo, durante el resto del año, sólo es un hueco abandonado con una cierta cantidad de basura dentro. Cáscaras de huevo, broza, egagrópilas, cadáveres, plumas, etc. Para un ave como el Autillo, que no pesa más de 150 gramos, es muy relevante que ese agujero sea estable térmicamente y seguro frente a cualquier agresión externa, como puede ser el granizo o la caída de una rama o fruto.

En marzo o abril es cuando vienen para criar y a finales del verano regresan a sus cuarteles de África. Unos hábitos tan viajeros demandan gran cantidad de energía. Por eso mismo, cualquier acción encaminada a mantener la temperatura corporal, será bien recibida por estas diminutas y simpáticas estrígidas.

La deforestación, la eliminación de árboles viejos y la modernización rural han reducido drásticamente las cavidades donde descansan y crían estas aves y otras muchas. Por eso precisamente un nido para Autillo con un cajón de madera bien acondicionado, pensamos que es una medida de conservación de primer orden. Ahora bien, hay que llevar cuidado con el lugar donde la colocamos, debido a su elevado peso. Debemos colocarlos estratégicamente para que sean estables y no corran peligro de caerse. Aunque la abertura no es muy grande, permite meter la mano perfectamente y eso es un peligro si pasa por allí algún desaprensivo.

Precisamente para evitar que se acceda directamente al interior, en muchas cajas nido para rapaces nocturnas se suele incluir una «hoja» a modo de «biombo», que permite mantener la intimidad de los inquilinos. En las cajas nido para erizos también se suele hacer y funciona muy bien frente a molestias superficiales. Cuando la coloquemos, podemos rellenar con una capa de arena o tierra el interior, de forma que sirva de lecho para que los huevos no rueden y las aves puedan incubarlos con cierta facilidad. Con el tiempo se llenará de egagrópilas y otros residuos, que son los que conformarán propiamente el nido.

Un cajón de tamaño considerable se puede colmatar con el tiempo de ácaros, insectos y todo tipo de patógenos. Por eso es tan importante revisar las cajas al menos una vez al año. Lo ideal es hacer seguimiento a distancia y así tener constancia de que hayan sido ocupadas. Si es así, podremos acceder a ellas fuera de la época de cría y acondicionarlas de nuevo.

UNA CUESTIÓN ÉTICA

Fabricar e instalar un nido para Autillo con un cajón de madera recirculado, es toda una declaración de principios. Es un acto de responsabilidad ética que demuestra que la conservación no está reservada para grandes proyectos gubernamentales ni para ecólogos. De hecho, muchos ecólogos no toman partido en tareas de conservación. Su día a día está inmerso en informes, estudios y todo tipo de proyectos que tienen que ver más con cómo funcionan los ecosistemas y no exactamente con la conservación activa de ellos. Si fuera así, serían «ecologistas»… y de la misma manera, la mayoría de ecologistas NO son ecólogos.

Al construir esta caja nido reciclada para autillo con materiales de desecho, educamos con el ejemplo. Mostramos que no somos unos paletos ostentosos y además comunicamos que la basura no es el final, sino una oportunidad: «basura = materia prima en el lugar equivocado».

Si quere mos reconectar con la Naturaleza en entornos cada vez más artificiales, podemos hacerlo construyendo cajas nido para autillo, mochuelo, cárabo, colirrojo, carbonero, agateador, etc. Así, cuando llegue el verano, disfrutaremos del canto de algunas de estas aves y de la tranquilidad de no tener que fumigar contra mosquitos y otros vectores. Anímate a buscar en tu entorno y transformar un descarte en un refugio de vida, porque la mejor caja nido reciclada para autillo es siempre la que espera ser construida.

PEQUEÑOS REFUGIOS para GRANDES CAMBIOS…….

Síguenos en las RRSS; #cajasnidorecicladas

Este artículo no ha sido escrito con IA ni AI.

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